
No, no es la historia del Ave Fénix. Es tu propia historia. Seguro has atravesado por situaciones límite en las que simplemente dices: «No doy más». ¿Qué tipo de situaciones podrían ser esas? Seguramente piensas en enfermedades catastróficas, el cáncer, el sida, el párkinson. O también, en situaciones laborales extremas o despidos intempestivos. ¿Qué hacer ante estas situaciones? Imaginemos por un momento una baja laboral no prevista. Te encuentras sin ahorros, con deudas y gastos por realizar. Tienes familia que alimentar, educar, vestir.
La desesperación golpea con fuerza y la incertidumbre se convierte en tu sombra. En estos momentos, recordar la enseñanza de Viktor Frankl puede ser un punto de inflexión. En su obra El hombre en busca de sentido, relata su experiencia en los campos de concentración nazis y cómo, incluso en el peor de los escenarios, encontrar un propósito permitió a algunos sobrevivir. Frankl descubrió que quienes lograban darle sentido a su sufrimiento tenían mayores probabilidades de resistir.
El mundo moderno, sobre todo el mundo digital y las ideologías, intenta a toda costa hacernos creer que todo se nos debe dar como por arte de magia: el trabajo, el dinero, la comodidad. Nos venden la ilusión de éxito instantáneo, de felicidad sin esfuerzo. Pero, cuando el golpe nos toca, nos damos cuenta de que la realidad es distinta, que la vida está llena de desafíos que requieren esfuerzo, paciencia y resiliencia. La actitud que tengamos frente a las situaciones límite será la clave fundamental para resurgir.
Así que, cuando todo parece oscuro, la pregunta clave no es «¿Por qué me sucede esto?» sino «¿Para qué?». Puede ser la oportunidad para desarrollar nuevas habilidades, reinventarse profesionalmente o redescubrir valores fundamentales en la vida. A veces, la adversidad es la única maestra capaz de sacarnos de la zona de confort y mostrarnos nuestras fortalezas ocultas.
Pensemos en personas que han enfrentado situaciones extremas y han resurgido. Un empresario que, tras perder su empresa, inicia un nuevo camino con mayor experiencia y resiliencia. Un profesional que, tras un despido, descubre su verdadera vocación y emprende un negocio con mayor pasión. Un paciente que, tras una enfermedad grave, entiende el significado del sufrimiento y redirige su vida hacia lo esencial, encontrando un propósito más profundo.
El sentido no está en evitar el sufrimiento, sino en darle significado. Frankl decía que el hombre puede soportar cualquier «cómo» si encuentra un «porqué». Esa es la clave para resurgir: transformar el dolor en aprendizaje y la crisis en oportunidad. Por tanto, ¿cómo puedo resurgir de situaciones límite?, ¿cómo encontrar un sentido después de un fracaso? Si la pregunta clave es el «¿para qué?», entonces, mirar a tu alrededor puede ayudarte a encontrar ese significado: tu hijo, tu hija, tu esposa, tus padres, tu propia vida. Todo ello vale la pena para volver a empezar. El sentido de las situaciones extremas está en la donación y el amor que surgen de ellas. Tenemos todos los elementos posibles provistos por Dios en nuestra naturaleza que nos hacen capaces de dominar el presente y asir el futuro que queremos. No somos seres incompletos, tenemos todo lo que necesitamos en nuestras habilidades y fortalezas y en nuestra capacidad de aprendizaje.
Ciertamente, no podemos controlar todas las circunstancias externas, pero sí la actitud con la que las enfrentamos. En cada desafío hay una posibilidad de crecimiento. En cada caída, una oportunidad de levantarse con más fuerza. Lo importante es saber que estamos provistos de todas las herramientas espirituales, corporales y actitudinales para enfrentar cualquier fracaso. Una situación límite puede ser una oportunidad de que encuentres lo mejor de ti. Transformar un fracaso en una oportunidad es una habilidad de oro que todo ser humano posee.
La vida no es una línea recta, sino una serie de caídas y ascensos. La vida es una montaña cuesta arriba que se debe escalar. Cuando creas que todo está perdido, recuerda que el fuego no solo destruye, también purifica. Tú decides si quedarte entre las cenizas o resurgir con más determinación que nunca.
La próxima vez que te enfrentes a una situación extrema, hazte esta pregunta: «¿Qué sentido puedo darle a esto?». La respuesta podría cambiar tu vida.